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Desalinizadoras portátiles, una solución provisional para un problema estructural

Las plantas modulares, como las desalinizadoras portátiles, son una solución provisional para algunos casos. La Administración debe valorar el efecto económico de la falta de agua y facilitar su empleo, y la tramitación de permisos, con las condiciones normativas correspondientes.

Autor: Carlos Montero. Ingeniero de Caminos, Canales y Puerto
Coautor: Guillem Gilabert. Ingeniero Industrial

A lo largo de las últimas semanas se han multiplicado las noticias de posibles inversiones privadas en plantas desalinizadoras portátiles, debido a la enorme preocupación que implica la sequía a nivel económico y las restricciones de consumos y usos.

Son casos como los de Lloret, Roses o el Maresme, donde los hoteleros buscan una solución para salvar la temporada. Y es que refrescarse en la piscina o al menos darse una ducha cuando uno quiera, son dos aspectos que no están garantizados este verano. Según el Pla Especial de la Sequera de la Generalitat de Catalunya, en el nivel de emergencia actual, las piscinas no pueden ni siquiera rellenarse. El turismo, no lo olvidemos, representa una fuente de riqueza y desarrollo económico para el país muy importante, con un 12% de representación en el PIB y ocupando un 14% del empleo de Catalunya.

Sectores en riesgo por la escasez de agua

El turístico no es el único sector en riesgo. La agricultura, la pesca, la ganadería, el procesado alimentario cárnico o la industria pesada son, por citar algunos ejemplos, sectores que se verán abocados a limitaciones e incluso paradas en sus procesos productivos. La Agència Catalana de l’Aigua (ACA) ha superado algunas dudas iniciales sobre las desaladoras modulares, y ha dado autorización para su uso, con el fin de limitar el daño económico y la pérdida de empleos.

Muchas industrias ya han recorrido el camino de la eficiencia hídrica en sus procesos, reduciendo su consumo de agua o reutilizándola cuando es posible. Ahora buscan un nuevo recurso adicional que les de seguridad y fiabilidad. No son los únicos. Numerosos ayuntamientos costeros están interesados en este tipo de soluciones que, añadidas al escaso recurso disponible, podrían contribuir a evitar cortes de suministro en algunas poblaciones.

Las plantas modulares son una solución provisional adecuada para algunos casos. Pero la gran mayoría de la población y de la industria vamos a sufrir restricciones crecientes si no se ejecutan urgentemente las infraestructuras que llevamos esperando más de una década.

Desalinizadoras portátiles

Las desalinizadoras portátiles, también llamadas plantas modulares, consisten en un proceso de tratamiento de agua construido en el interior de uno o varios contenedores marítimos. Esto permite su portabilidad con medios estandarizados, ya sea a través de barcos de carga o de camiones de transporte. Estas plantas contienen todos los elementos necesarios para la producción de agua dulce a través del recurso inagotable que representa el agua de mar. Estás plantas únicamente requieren de conexiones eléctrica y de agua, que se componen de la entrada de agua de mar, la salida de agua potabilizada y la vuelta al mar del agua y sales sobrantes. 

Las plantas modulares son versátiles, fáciles de desplazar al punto de uso y producen agua potable en cuanto se conectan a los suministros comentados. Son por tanto una solución adecuada, que produce una cantidad de agua fija diaria fija y fiable, independientemente de la meteorología. Un solo contenedor marítimo estándar de 40 pies (unos 12 metros) puede producir entre 1 millón y 2 millones de litros al día, lo que cubriría completamente una demanda de 5.000 a 10.000 personas. En este tipo de plantas portátiles, es habitual usar varios contenedores en paralelo para alcanzar producciones mayores, si bien la economía de escala hace que a partir de un cierto volumen, una instalación fija convencional sea mucho más razonable. Emplea una tecnología muy madura y contrastada, la ósmosis inversa, que requiere unos 3 Wh para desalar un litro de agua. Esto representa un coste energético muy asequible. Para poner un ejemplo, el consumo para proveer agua a una familia de 4 personas durante todo un año equivale al consumo energético de una nevera en funcionamiento normal durante un año.

Así, las desaladoras portátiles permiten disponer de una solución provisional para disponer de agua en determinados sectores, clave para el correcto funcionamiento de la economía de nuestro país. Esto no puede ser excusa para demorar, aún más, las infraestructuras que permitan un suministro suficiente para el mantenimiento y desarrollo de la actividad económica. Medidas como las que se están proponiendo desde el Observatorio Intercolegial del Agua de Catalunya. La reutilización, la recarga y explotación sostenible de los acuíferos, la interconexión de redes para hacerlas más resilientes. Y la desalación. Gracias a la desaladora del El Prat y a la reutilización, el sistema Ter-Llobregat ha aguantado unos meses más hasta entrar en emergencia. La Llei de sequera de Maig de 2023, requería la “Licitació, abans del mes de juliol del 2023, i execució de les obres d’ampliació de la dessalinitzadora de la Tordera”. A fecha de hoy no hay claridad sobre quién y cuándo se va a licitar. Tampoco hay novedades de la desaladora del Foix, cuyo proyecto debía estar redactado antes de finalizar 2023. Resulta preocupante que la situación política pueda dificultar o retrasar la toma de decisiones importantes.

Mientras tanto, algunas industrias están dispuestas a invertir en unos activos que les presten solución. La ACA, en un ejercicio responsable de su función, ha autorizado su uso, según un comunicado reciente, mientras sirvan para evitar perjuicios a la actividad económica y sus consiguientes pérdidas de empleo.

El rol de la administración ante las desalinizadoras portátiles

Las desalinizadoras modulares, no obstante, requieren de un conjunto de permisos y autorizaciones que han de proporcionar distintas administraciones: el ayuntamiento, la comunidad autónoma, el organismo de cuenca y el ministerio de medio ambiente. Entre ellos, la preceptiva autorización ambiental, garantiza que el vertido de salmuera no cause un impacto sobre el medio marino. Estos permisos pueden requerir varios meses para las desaladoras pequeñas, de menos de 3 millones de litros al día. Las mayores requieren unos estudios en profundidad cuya tramitación puede llevar años, pero permiten aprovechar mucho mejor las ventajas financieras de la economía de escala.

Que el tamaño no engañe: las plantas modulares generan agua potable, y como tal, han de estar operadas, monitorizadas y controladas por personal cualificado. En aquellos casos en que se ha planteado que los excedentes de producción se ofrezcan a otros servicios, se ha de ser especialmente cuidadoso para garantizar que el agua cumple con todos los requisitos de calidad exigidos por el uso, particularmente si se mezcla con el recurso existente.

Las plantas modulares son una solución provisional adecuada para algunos casos. Pero la gran mayoría de la población y de la industria vamos a sufrir restricciones crecientes si no se ejecutan urgentemente las infraestructuras que llevamos esperando más de una década.

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